Alma

Alma llegó al santuario con pocas semanas de vida, iba a ser destinada a acabar en el plato de alguien. Gracias a la intervención de muchas personas lograron hacer que cambiara su destino, haciendo que descubriera el amor y la empatía humana a muy corta edad. Gracias a todo esto, logró desarrollar su lado más dulce y agradecido con las personas.

Es la cerdita más tranquila de todas, pasa los días durmiendo entre paja al sol y esperando a ser acariciada por alguna mano, que la hará entrar en confianza al instante. También se caracteriza por ser de las más protectoras, es como una madre para el resto del grupo; menos cuando algún delicioso bocado se le cruza por el camino, donde intentará aprovecharse de su gran tamaño, que es el mayor de todos, y de su fuerza para imponerse y lograr conseguirlo.