Pepa, Floki y Oliver

Estos cerditos llegaron a nuestra familia por el mismo motivo, las personas que habían decidido adoptarlos previamente no sabían de sus necesidades a largo plazo y decidieron incluirlos en sus vidas cotidianas como un animal más de compañía.

Pepa fue la primera en inaugurar el recinto, llegó con un sobrepeso bastante avanzado, debido a la mala alimentación y la despreocupación generada por falta de tiempo de su antigua familia, con buenos hábitos logró recuperar agilidad y resistencia. Hoy en día le encanta pasear por todo el recinto y disfrutar de la charca de barro.

Floki vino de la gran ciudad y muy acostumbrado a los humanos, intentó adaptar sus necesidades al entorno en el que vivía, pero esto, generaba problemas en su carácter y daba como resultados conflictos en la convivencia. Al llegar al santuario le costó mucho adaptarse y empezar a vivir de acuerdo a sus necesidades, pero la paciencia y la compañía de Pepa, su compañera, lograron su adaptación de manera óptima. Su carácter tranquilo es lo que le caracteriza hoy en día.

Oliver es el más grande y fuerte de todos, su pasatiempo favorito es echar largas siestas acompañadas de un buen solecito. Fue el último en entrar en esta zona, le costó adaptarse un tiempo ya que venía acostumbrado a un tipo de vida más urbana. La familia que lo tenía no pudo adaptar su nuevo estilo de vida a las necesidades de él. Hoy en día no se relaciona demasiado con los demás cerditos, pero poco a poco va adaptándose a ellos.