Kiara
Kiara, la cerdita más inquieta y enérgica de todas. Es una guerrera superviviente, su pasado no la derrotó sino la hizo toda una luchadora.
Lena
Lena llegó al santuario desde La Cañada Real, de allí fue sacada junto a muchos animales más. Gracias a muchas personas logró llegar a nuestro hogar.
Loto y Ágata
Este par de cabritas fueron las primeras en llegar al santuario, nos fueron donadas por un ganadero que ya nos las quería.
Malak
Esta cerdita fue rescatada de un poblado en el que había sido abandonada, mal vivía entre chatarra y basura, acompañada de abuso y trato hostil por parte del ser humano.
Matteo y Siam
Estos dos cerditos, fueron rescatados de una granja a los pocos días de vida. Gracias a un grupo de personas, salieron de la horrible pesadilla en la que les había tocado nacer.
Naolin y Erandi
Naolin y Erandi llegaron juntas a Las Almas de Cocoa, las trajimos desde Málaga cedidas por un santuario de allí.
Nina
Esta preciosa cerdita fue de las primeras en llegar, venía de la gran ciudad como la mayoría de los cerditos vietnamitas que llegan a nuestro hogar.
Pepa, Floki y Oliver
Estos cerditos llegaron a nuestra familia por el mismo motivo, las personas que habían decidido adoptarlos previamente no sabían de sus necesidades a largo plazo y decidieron incluirlos en sus vidas cotidianas como un animal más de compañía.
Pistacho y Galatea
Este par de hermanitas llegaron muy pequeñitas a nuestro hogar. Una mañana, paseando, las vimos en la parcela de un ganadero, donde pasaban cada día a la intemperie.
Opinan del santuario
Conozco a casi todos los habitantes desde que eran bebés o recién rescatados, hoy con todos los cuidados y mimos de Juanjo y Dhara, los bebés están grandes, y los que sobrevivieron a la explotación humana, acostumbrándose a que son merecedores de respeto y amor. Todos los cerdos son mazo cariñosos -y celosos cuando le haces más caso a uno que a otro- sobretodo pidiendo rascadas de pancita; salvo tres que son muy suyos y van a su rollo. Si vas, no solo se te acercarán ellos, también las dos cabras enanas, dos cabritos y dos ovejas blancas te seguirán, cada uno tiene su sitio preferido para las caricias. Los demás son tranquilos, y menos mal, que sino sería una avalancha de animales mimosos, y no hay tantas manos para todos a la vez. Las aves tienen su estanque -aunque los cerditos lo okupen en verano- y la vaca y el burrito su recinto para que estén a sus anchas. Son una familia enorme y muy bonita, visitarlos es una pasada. Las palabras de agradecimiento se quedan cortas, hacen un excelente trabajo. ❤️
En el año 2021 tuve la oportunidad de compartir estadía en el santuario Las Almas de Cocoa por cerca de un mes. Durante ese tiempo pude evidenciar y vivir de cerca la hermosa labor que adelantan Juanjo y Dhara. Es increíble como los animales transmiten paz y tranquilidad gracias a los cuidados de ellos. La disciplina con la cual todos los días gestionan y preparan los alimentos para todos los habitantes es de admirar, la abnegación por el bienestar de cada uno de los animales es infinita. Ver cómo cada integrante que llega al santuario se integra a su nuevo hábitat de manera natural y reciben todo el amor, debe ser una satisfacción muy grande para Juanjo y Dhara, por todo esto los felicito mucho y espero que el proyecto siga siendo sostenible para el bienestar de muchas almas que lo necesitan. ❤️
Solo puedo decir después de un número razonable de visitas que es el hogar perfecto para cualquier ser vivo. Disponen de unas instalaciones más que dignas que están en constante mejora y precisamente eso, para mi, es lo mejor. La constante evolución buscando la comodidad de los animales que allí habitan y la creación de nuevos espacios para poder albergar más vidas que lo necesiten sumado a la atención 24horas de los animales, la mano de verdaderos veterinarios en caso de necesidad, la limpieza y mantenimiento de los recintos hacen de este santuario un verdadero paraíso que cada día es mejor que el anterior.
En septiembre del 2021, tuve la oportunidad de realizar un trabajo voluntario durante algunos días en el Santuario las Almas de Cocoa. He de confesar que en ese momento no sabía a dónde iba, mi motivación estaba enfocada exclusivamente en apoyar a mi familia, quienes sostienen y cuidan el Santuario desde su fundación.
Son cerca de 90 animales entre cerdos, cabras, ovejas, patos, perros, gatos, conejos, una vaca y un burro. Durante mi estadía pude evidenciar lo felices y amorosas que son estas almas, viven libres en un lugar grande, con estanques y limpio; la paz y tranquilidad que irradian es gracias al amor y cuidado diario que reciben en este lugar.
Me di cuenta, de que como toto proyecto, el santuario necesita una Infraestructura adecuada y cómoda, un capital, una metodología para realizar las tareas diarias y lo más importante, el recurso humano que es en donde me quiero centrar.
Es innegable que para sacar adelante y sostener este proyecto se requiere vocación, sensibilidad y amor, para darle a los animales todo el cuidado y respeto que como seres que sienten se merecen.
Mi más profundo respeto y admiración a Juanjo y Dhara por su evolución, por inspirar a otros y por hacer de este Santuario el hogar que estos animales se merecen. Si lo invitan a realizar esta labor, no lo piense, no se lo pierda ¡vale la pena!
¡Gracias por haberme dado esta oportunidad!
Colaboran con Almas de Cocoa